Los recuerdos de la noche anterior poblaban mi mente, y, de nuevo, sonreía, como siempre solía hacer.
Qué noche...
Me giré, puse mi cara aplastándola con la almohada, a ver si esa era la forma en la que mis labios no podían moverse para formar otra sonrisa. Pero... ¿a quién intentaba engañar?

¿Sabes? Gracias; Ha sido la mejor noche... Lo mejor que me pasó.
Ha sido sin duda, el mejor sueño que haya podido tener. Gracias, a ti solamente, Imaginación.