Perfectamente imperfecta.

miércoles, 5 de octubre de 2011

'> Saliste de la nada, como un escorpión de su roca, como un cangrejo de la misma. Saliste, para no volver. Para no volver a entrar. Me mirabas, con esos ojos adolescentes, esa mirada pícara, pero vergonzosa, respetuosa.
Hacía a penas unos meses antes de conocerte, eras como una piedra en mi camino, una piedra invisible, a la que ignoraba. Ahora, eres ese término llamado: ''aire''. El cual, me hace falta para vivir.
Me complementas. Me argumentas cuando no sé los por qués, las razones. Me ayudas. Me sonríes cuando menos te apetece. Guiaste mi camino, como una flecha, y una cuerda, tu has sido mi sostén cotidiano, y lo sigues siendo. Eres como el alimento de mi vida, del que no podría carecer. Eres mi cigarrillo mañanero, y después de todas las comidas, eres esa adicción, mi única adicción, ni alcohol, ni nada: tú.
Eres mi montaña diaria, por la que debo pasar diariamente para conservarme;  mi ciudad con fortaleza, la que protege a mi vida. Eres un gesto, una caricia, un simple beso. Eres nada, eres todo. Eres nada comparable con lo demás, eres todo lo que soñé.
Me faltan palabras, me sobran razones. Me faltan motivos, me sobran acciones. Me faltan comparaciones, me sobran te quieros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario