Perfectamente imperfecta.

sábado, 1 de octubre de 2011

'>
Te cogí de tu temblorosa mano. Temblaba tal que las vías del tren cuando el se depositaba encima. No sé qué te pasaba. Hasta yo me empecé a asustar. No me mirabas a los ojos. En ese momento, la tristeza se me apoderó. Me pensé lo peor. Tú, muñeco en una cama, que no habla, que no mira, que no siente. Yo, dolida, preocupada, dañada, al hablar tartamudeaba. Mírame, joder. Hazlo, sería lo único que me haría pasar este malo momento.
Eso pensaba yo, pero no lo hacías. No me leías la mente como antes... Antes hablaba yo y terminabas tú mi frase, eramos el tu&yo juntos, una nueva persona, una única persona en todos los aspectos: cuando nuestros labios se unían, cuando nuestras manos se tocaban...
Mientras yo recordaba esto, tú, incesable, no hablabas, no pestañeabas, mirabas al horizonte, viendo como el sol se esconde poco a poco, esta playa solitaria a la cual asistíamos todas las tardes: ¿recuerdas? esas tardes en las que me cogías en brazo, y me tirabas al agua con ropa... Esas tardes en las que me decías que me querías, que me abrigaban tus abrazos, que me rozaban tus te quiero en la piel.
Y ahora, en el mismo lugar, pero no en la misma situación. ¿Qué pasa? ¿Me has dejado de querer? Pero di algo. Di aunque sean dos palabras, aunque me digas que me odias, o...'' Te dejo''. Dime eso último si es lo que quieres, pero no te calles, no silencies lo que no puede silenciarse. Dilo, llevas mucho tiempo queriéndolo, o eso pienso. ¿Pero... por qué ahora? Ayer estábamos bien. Todo iba bien. ¿Acaso actuabas? Oh no. No contestes a esa pregunta, no quiero su respuesta, no quiero que mi corazón termine a 1000 y 1 pedazo más. O 1002... O quizás incontables pedazos. ¿Por qué me haces esto? Me prometiste un...
-Para siempre. -dijo el, sin dejar de mirarme.
Yo, sorprendida, no supe qué hacer.
-¿Todo va bien? Seguiste la frase que tenía en la cabeza, ¿qué te pasa? ¿por qué te muestras tan callado? ¿sabes que me haces daño así? ¿qué ocurre? ¿quieres mirarme? MÍRAME, JODER.
-Todo va tan perfecto como el primer día, siempre adivinaré tus frases, estoy callado porque es la forma de comunicarme en tu cabeza, pero veo que no me seguías, no quiero hacerte daño, nunca he querido eso; no ocurre nada, nunca ocurrirá nada entre nosotros; te miro, te miro y se me cae el alma, la baba, se me cae todo cuando miro esos ojos oscuros mirándome, incesantes, que no se cansan.
-Pero...
-Te quiero.
-¿Por qué, por qué me haces esto?
-¿Hacerte? ¿Hacerte qué?
-Enamorarme de esta forma que a veces me duele...
-Piensa que es recíproco, somos como los gemelos, que dicen que a uno le duele lo que al otro le pasa. Pero sin ser gemelos, siendo una única persona, y queriéndonos dos. ¿No es eso bonito?
-Bésame.

No hay comentarios:

Publicar un comentario