Perfectamente imperfecta.

jueves, 7 de julio de 2011

Qué forma tan fácil de usar esas acciones.

'> Sentir. Luchar. Ganar. Sonreír. Reír. Saltar. Respirar. Perder. Llorar. Atacar. Cantar. Gritar. Querer. Amar. Enamorar. Mirar. Observar. Escuchar. Oír. Pensar. Recapacitar. Pintar. Borrar. 
Érase una vez, una niña, hermosa, rubia, ojos celestes, mirada fija, soñadora, cariñosa, virtuosa, amigable, simpática, y todo se debe decir... Con mucho carácter. Cuando nació, era el centro de atención de casi toda su familia, claro, era tan hermosa, tan bella, tan pequeña... Que era difícil resistirse hasta los mismos animales que capaz serían de comérsela. Actualmente, supera los años de una mocosa; Es una adolescente algo rebelde, como la mayoría solemos ser. Antes, decía que le gustaba estar rodeada de gente, ahora, dice que necesita su espacio, su lugar de cuatro paredes, su intimidad, para escucharse a ella misma, para escuchar a su corazón.
Tiene el doble de ocho años. En su casa, blanco, fuera de ella, negro.
Un buen día, conoció al típico chico que tu crees ser perfecto. Era un tío sensible, guapo, QUÉ DIGO GUAPO, hermoso; Destacaba entre los demás. Ella pensaba que no encontraría ningún chico de él, decía que estaba enamorada hasta las ''trancas'' de ese chico; Moreno, ojos verdes cejas anchas, pelo hacia arriba, engominado, sonrisa blanca y dientes perfectos, cuerpo delgado, con espaldas anchas y, algo marcado sus pechos. Pasaba el innombrable, y ella babeaba; Se encontró que estaba sintiendo algo más de lo que ella podía esperar que sentían los adultos.
Esa misma tarde, no paraba de venirle momentos con él a su cabeza; Dijo una sola palabra: ''LUCHAR''; Seguido de: ''lucharé. Lo conseguiré y ganaré, me ganaré su amor.'' Mientras decía eso, una vez más se colocó una imagen de éste chico, sin darse cuenta, sonrió como una tonta.
Al día siguiente, su primer día de clase, gente nueva; ambiente nuevo. Entró hacia su nuevas cuatro paredes llenas de notas, amargamientos, pensamientos, sonrisas, risas, insultos... Y vio como seguida de él, llegaba el moreno, el perfecto chico del que ella estaba pillada. Volvió a sonreír.
Pasado un tiempo, tenían amistad-sus sentimientos aumentaban-; Se pasaba las horas libres hablando con él, él con ella, soltando carcajadas. Nadie, nunca, le había echo reír así. Era como... Saltar y llegar al espacio, y tocar las propias estrellas que lo contemplaban, no tenía miedo a no poder respirar.
Un día como otro, tras terminar los deberes se tumbaba en la cama, decía que como siguiera así, lo iba a perder. Fue decir esa palabra en alto, y comenzó a llorar, con unas lágrimas rápidas, duras, pesadas, parecía que éstas mismas competían entre ellas, para ver quién caía antes. Su madre, pasó ligeramente por su cuarto y la vio en tal estado que ella misma intúia de que se trataba diciendo: ''cielo, eso lo hemos vivido tooooodo ser humano, y duele, pero es tan efímero, y tan bonito...''. Al ver que a ella eso no le consolaba, la madre la retó: ''Nena, yo creía que tu eras una chica fuerte, confiaba en ti, y esto es lo que me haces... Qué pena, siendo tan joven y dejarte ganar tan rápido, ATACA, hija, ATACA; Como si estuvieras en la selva y sólo tuvieses un león que comerte, a atacar para sobrevivir; Eres fuerte, princesa, lo eres.'' La niña comenzó a sonreír algo más, que visto lo que sentía, nadie juzgaría que fuera una niña; Su madre, sonriendo, le cantaba una canción casi gritando, en la que decía: ''Con tu edad, quiere, ama, enamórate, equivócate, que el tiempo te perdonará''.
Ella, había aprendido algo más. Se había dado cuenta de que tenía que mirar, observar, escuchar, oír, pensar, y recapacitar. Y cuando alguien había pintado algo equivocado, a borrarlo había tocado.
Ella arriesgó y ganó, ¿y tú?

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