Perfectamente imperfecta.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Ver todo, con diferentes colores, tamaños, y texturas.

'> Las luces, encendidas, hoy, más que nunca. De colores muy vivos, rosas fucsias, verdes cegadores, celestes, coloreaban las calles del centro.
Mirabas a un lado... No había hueco en el que cupiera un diminuto mosquito, las personas ocupaban todo el espacio. Había gente, muchísima gente.
Miras al otro, y ocurría más de lo mismo.
Resoplas de forma exagerada, para intentar aliviar tu agobio, y el humo, huye de tu boca.
Tus manos, frías, con pequeñas manchas rojas de la propia temperatura; Tu nariz, helada, te valdría la nariz de un payaso para calentarla un rato; Tus pies, encogidos, hacen que te duela andar.
Miles de suspiros adornan las calles, así como sonrisas, caricias, besos, gritos, carcajadas estruendosas, conversaciones, enfados, deseos...
Pero sobre todo, las adornan esos niños pequeños. Esa sonrisa vergonzosa, infantil e inocente que tienen; Esa ilusión, que avivan la Navidad. Y, es entonces, cuando recuerdas tus navidades pasadas...
Y cuando caes, que ya no tienes esa ilusión, que apenas crees en la Navidad, y que no se te apetece ningún regalo en especial. Es entonces, cuando piensas que te estás haciendo mayor, y, consigo, una gran bocanada de nostalgia, entra por tu boca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario