Perfectamente imperfecta.

lunes, 23 de enero de 2012

'> Él, dormía. Sus ojos celestes, parecían transparentarse con el color blanco de sus párpados. Era una escena perfecta después de una noche perfecta.
Hacía pequeños ruidos, y a veces me entraba la risa, pero temía tanto que se despertara... Qué ángel parecía. Un ángel es algo paranormal, subrreal, pero juraría, que él ha sido mi ángel, mi ángel protector, el que me ha amado y lo sigue haciendo, el que me hace llorar pero la mayoría de veces de la risa. Su particular sonrisa, la grande, la que deja pequeños pliegues en su piel, como una ropa mal doblada guardada en un armario, al fondo. Era guapo, realmente guapo, hermoso. Su pelo, castaño... Pegaban con mis ojos, marrones oscuros.
Su boca, fina, delicada, suave, hermosa, deseosa. Parecía que me pedía a todas horas que la probara...
Mientras yo le observaba, el tiempo transcurría, y no me importaba, esto no era perder el tiempo, era vivirlo con lo que yo quería tener ante mis ojos. Suspiro.
Me quedé embobada en su cuerpo, fuerte, robusto y grande... Vaya. Una vena señalada... Oh, mira, ese lunar no sabía que existía, no me había fijado nunca... qué bonito es.
-¡Bu!-me intentó asustar.
Yo, haciéndome la miedica, me eché hacia atrás.
-No sirves ni para actuar-comentó con tono pícaro.
-Ni tú para asustar.
-Vale, ahí me has dado, tenías razón...
Un silencio, pero no incómodo, uno bonito, de los que me gustan a mí. Pero él, como era común, lo interrumpía.
-¿Qué mirabas tanto?
-Un lunar de tu pierna, nunca me había fijado.
-¿En serio te aburres tanto?
-¿Quieres decir que tu no te quedarías despierto para observarme a mí? Muy romántico.
-Calla, yo no he dicho eso.
-Dijiste que me aburría mirándote a ti, eso quiere decir, que si tu ves absurdo que yo te mire a ti... Es porque tú no lo haces.
-Qué va, no te miro: Me pongo una venda en los ojos para no verte... Das susto.
-Eres... imbécil-dije bajito, ese insulto no tenía credibilidad, qué mal he quedado.
-Y tú realmente bonita... -le intenté ignorar, pero no pude evitar sonreír- Tienes una mancha de nacimiento en la espalda, es preciosa, tiene forma de nube... Me recuerda a cuando iba en coche con mi padre y decía: ¡Eh mira papá, está nube tiene forma! y él me decía: ¿de qué? y yo le decía de qué tenía forma...
-O sea que tú también estabas aburrido... -se rió.
-¿Aburrido por observarte? Pues si mirarte es algo aburrido, soy la persona más aburrida del mundo, si fuera por mí me pasaba horas y más horas.
-¿Tantas?
-Y más...

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