Perfectamente imperfecta.

jueves, 19 de enero de 2012

'> Acariciaba mis manos, y miraba mis heridas. De esas típicas, que son de guerra, de dolor.
-¿Qué haces? -le preguntaba yo, disimulando. Sabía perfectamente lo que hacía, pero yo quería saber qué iba a contestar.
-Mirar tus manos, ¿acaso no puedo? -decía él, sereno, pacífico, tranquilo... Precioso.
-Sí, claro que puedes, pero... No son lo más bonito de mí.
-¿Acaso hay algo tuyo que no lo sea?
-Ya te dije que mis manos-insistía yo, terca como una mula.
-Tus manos... Tus manos.
Suspiré. Y continuó él.
-¿Y por qué son feas? ¿Acaso la belleza solo es el significado de un físico? O sea, de algo externo, poner tus ojos en algo que sea solo atractivo por fuera, ¿apetecible tal vez?
-No creo que sean apetecibles las manos de la gente-contesté burlona mirando. Él, hizo una mueca de desagrado, así que... Intenté arreglar mis tonterías como pude-No dije que solo fuera el físico lo bonito de algo o alguien...
-Me gustan tus manos, también por su exterior, porque feas no son, de verdad. Y son suaves... Cuando mueras, las machacaré y me haré una sábana suave con ellas-se burlaba de mí, y le di un codazo. Él, haciendo de las suyas, ''lloraba'' de dolor- Me gustan tus manos, ¿y sabes por qué? -volvió a observarlas.
-No, no sé por qué, eso te estaba preguntando hasta hace un momento-contesté, algo borde quizás, típico en mí, él me miró y arqueó una ceja, y le hice un gesto como de disculpa.
-Me gustan tus manos porque sé que estarán ahí para agarrarme, para protegerme, para no dejarme caer, para hacerme sentir seguro. Y, porque... Son las manos que tocan cualquier parte de tu cuerpo, y que pertenecen a éste último, ¿por qué no me iba a gustar?
Y... Como solía hacer muchas veces, me hizo hacerme callar, pero él, continuó.
-Me gusta todo de ti, y creo que deberías saberlo ya.
-¿Todo? -pregunté sorprendida. A mí me gustaba todo de él, pero porque él era algo así como perfecto, pero yo... Yo tenía mil y un defectos, ¿por qué iba a ser yo perfecta?
-Menos tus borderías, he de decir.
Le iba a dar un codazo, pero fallé... Me cogió del brazo, se tiró él en el césped, y me hizo caer encima suya.
-Todo de ti... -dijo. Y me besó.

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