Perfectamente imperfecta.

sábado, 21 de enero de 2012

'> -Me tengo que ir...
-¿Tienes?
-En realidad no, no tengo por qué irme.
-¿Y para qué lo haces?
-Para que me pidas que me quede-le dije.
-No voy a pedir algo que quiero que hagas.
-Indirectamente algo me has dicho.
-No seas rebuscada, no te he dicho que te quedes aunque sea lo que más deseo en éstos momentos, aunque quiera volver a besarte.
-Nada te impide hacerlo.
-Sí, te tienes que ir-me guiñaba el ojo, desafiándome, me dispuse a retroceder pasos hacia atrás para irme por donde había venido, buscando que me lo pida.
Así fue, me giré. Y di pasos hacia delante sin despedirme de él, que suponía que se quedó mirando hacia atrás. No pude evitar mirar atrás. Observé. Nada. No había nada ni nadie, él ya no estaba ahí. Tanto no me echaría de menos; Me entraron hasta ganas de llorar... Me dispuse a seguir mi camino. Giré mi cabeza, y ahí estaba el, entre risas, y buscando con sus ojos mi boca para besarla. Tesoro que encontró.
Image and video hosting by TinyPic

No hay comentarios:

Publicar un comentario